martes, 14 de agosto de 2012

Sólo  es una triste historia, una patética historia que no tuvo comienzo pero inexplicablemente si un final.
Es una historia en la que solo hubo un personaje que desplegó todo su arte y fuiste vos, yo solo fui parte de la utilería manejada a voluntad del protagonista. Esta pequeña obra ya terminó y el telón bajó, también saliste a saludar aunque no había público que aplaudiera pero eso no te importó  porque yo ya estaba ahí para admirar  tu belleza e ingenio. Me maravillaba ver con que gracia te movías y hablabás.  Yo extasiado en mi contemplación escuchaba cada vocablo, cada línea e interpretaba cada gesto de manera muy poco objetivo todo era una oda a la esperanza y al  amor que surgiría entre nosotros en cualquier momento, que otra cosa podría hacer yo ante la elocuencia de tus palabras. 

Cuadro de Leonid Afremov
Pero las luces se apagaron. Entonces me vi solo y sin luces que iluminaran mi camino, me sentí ese pequeño niño que se tapaba hasta la cabeza con su mantita para no ser devorado por los espectros de la noche. No entendía nada, en qué momento todo se torno tan lúgubre en mi historia y cuando me quedé sin vos...

Pasó un tiempo, no demasiado para recordar que me había encontrado en situaciones peores, entonces sequé mis lágrimas respiré ondo  y comencé  a juntar fuerzas para dejar de ser el que sufría. Poco a poco comencé a crear mis luces, colores y texturas. Decidí escribir mi propios diálogos y pensamientos, muchos de ellos dedicados a vos pero solo fue ahí cuando le encontré un sentido a tu ser en mi vida, solo fuiste inspiración y quizás una enseñanza. Ya no quiero más Narcisos en mi vida, porque es patético solo poder mirar la belleza propia. Quiero alguien que contemple la belleza del mundo junto a mi y no quiero una historia donde solo sea utilería. Quiero que todos los que amo tengan un lugar. Hoy elijo ver la belleza del mundo y la verdad es que lo mejor que hiciste por mi fue dejarme.