viernes, 12 de abril de 2013

 Miré fijamente esos ojos tratando de encontrar un poco de la luz que emanaba en un pasado no muy lejano, busqué un poco alegría o esperanzas que me alentaran a seguir pero no encontré nada... era posible que esa bruma lo ocultara de mi  o que la realidad hubiera destrozado su espíritu , tal vez la vida se encargó de quitar sus ganas  de vivir
Busqué impresa en esa mirada algún tipo de música pero solo me invadió un silencio sepulcral, un golpe de electricidad recorrió mi espalda. Todo había terminado, su alma era como la noche pero no de esas noches estrelladas y cálidas sino como una  tenebrosa en que cada esquina alberga un peligro. El cordero ahora era un serpiente, el ángel un demonio, la campiña un desierto.
Ya no le quedaba nada porque vivir y seguramente la cobardía que tienen las almas oscuras le impedía ponerle fin a esta a la cruel parodia en que se convertían sus días.
Cuando por fin me miró fijamente sentí como cautivaba mi ser y destruía mi alma. Solo quise morir pero seguí caminando.  

No Importa Cuanto Corras

Comenzó a correr con todas sus fuerza o mejor dicho a escapar. La oscura noche no ayudaba a seguir un camino, hay algún camino más acertado para escapar de lo inevitable,  la luces no traían claridad  a su escape  sino más sombras que le hacían dudar de todo. Las calles transitadas de autos y personas que no veían la realidad solo entorpecían su paso, el ensordecedor sonido de los motores no lograba aplacar los pasos que lo seguían ni tampoco  sus latidos o  la jadeante respiración pero nada aplacaría  su voz que le impulsaba a seguir en esta carrera sin sentido.

Las gotas  comenzaron a caer como  misiles contra su cuerpo y en pocos instantes la ropa se tornó pesada y molesta, cuando tomaba conciencia de esto sintió que gritaban su nombre de manera desgarradora, siguió corriendo sacando fuerzas desde las entrañas. En ese momento no sabía si las gotas que recorrían sus mejillas brotaban de sus ojos o de las nubes espesas y negras...

Al doblar por una calle desconocida vio todo su pasado y quizás alguna borrosa visión de un  futuro casi inmediato, en ese trance vio a  una extraña figura que se parecía demasiado a quien lo estaba persiguiendo... Sus piernas se detuvieron inmediatamente y se dio la vuelta... al cabo de unos segundos estaba frente a quien lo perseguía, seguía lloviendo,  ninguno de los dos articuló una palabra hasta que el sosiego llego a su mente, con los labios húmedos y fríos dijo: Nuestro historia debe terminar y es mejor que sea un día de lluvia en una extraña calle. No puedo atarme, lo siento... perdón.

El respondió: No importa cuanto corras siempre estaré en tu mente.

Resignados ambos se dieron la vuelta y caminaron en distintas direcciones, seguía lloviendo.